Ya hemos visto que debes evitar especular con tus ahorros para conseguir la seguridad financiera, lo que quizás te sorprenda es que invertir de forma pasiva también es la forma más probable de obtener una mayor rentabilidad. Esto es así porque solo puedes tener la garantía de recibir las ganancias de un determinado activo si estás invertido siempre en él, lo contrario supondrá la posibilidad de perderte fuertes subidas que en los activos volátiles (como las acciones, los bonos de largo plazo o el oro) suelen darse en periodos de tiempo cortos, o comprar justamente antes de una gran bajada.
Evidentemente podrías obtener una rentabilidad mayor si supieras cómo se va a comportar el mercado, o delegaras la gestión de tu cartera en alguien que lo supiera, de forma que comprara o vendiera los activos precisos en el momento justo. Pero la realidad es que nadie puede predecir el futuro (regla nº 4) porque los movimientos del mercado se basan en las decisiones individuales de los millones de personas que lo componen, que responden a sucesos que no podemos controlar ni prever. La economía no es una ciencia y nunca tendremos la certeza de que el mercado reaccionará en el futuro igual que lo hizo en el pasado, teniendo además en cuenta que los hechos sobre los que reaccionará pueden suceder sin previo aviso, o hacerlo antes o después de lo que esperábamos.
Partiendo de la premisa de que nadie puede predecir el futuro, es evidente que tampoco es posible entrar y salir de los mercados de forma consistente en el momento preciso y más provechoso (regla nº 5), y que no puede existir un sistema de trading que te indique cuándo hacerlo (regla nº 6).
Esto no significa que no pueda haber personas que consigan batir al mercado, todos conocemos gestores de éxito con sorprendentes historiales de rentabilidad. El propio Harry Browne hizo una fortuna en los años 70 especulando con metales preciosos y divisas (aunque la base de su riqueza fue su carrera como escritor), pero décadas más tarde confesaría el secreto de su éxito: tuvo suerte. Aún admitiendo que no solo la suerte importa, que pueden existir gestores con la capacidad de ver lo que el resto no ve y conseguir así batir al mercado de forma consistente, la realidad es que no es posible identificar a esos gestores con la antelación suficiente para beneficiarte de su supuesto talento. Un gestor talentoso y de éxito puede dejar de serlo en cualquier momento por muchas razones: una mala racha de suerte, cambios en el ciclo económico que no favorecen su sistema de gestión, un excesivo volumen de dinero para gestionar atraído por su éxito pasado, etc. Es más, con frecuencia ese momento llegará poco tiempo después de que se haya hecho lo suficientemente famoso para que lo conozcas.
Si a pesar de todo crees que eres más listo que los demás o es fácil encontrar a alguien que lo sea, hay algo más que debes saber: la gestión activa es cara. Comprar y vender activos frecuentemente tiene muchos costes (comisiones de compra-venta, spreads, impuestos, etc.) y a además los gestores cobran una parte importante de tus fondos, ganes o pierdas. Por tanto, la única certeza que tienes si optas por la gestión activa es que perderás sí o sí una cantidad fija de dinero y ya no será suficiente con batir al mercado, tendrás que batirlo por una cantidad adicional como mínimo de los costes en los que incurres.
Bue post. Creo que hay una errata: «hay algo más que debes saber: la gestión pasiva es cara.» Creo que es «activa». Saludos.
Gracias!
Pingback: Invertir es tu responsabilidad, asúmela - Cartera Permanente